sábado, 1 de enero de 2011

Ausencias y esperanzas


Dejamos atrás 365 días que tuvieron sus cosas buenas, regulares y malas. En este tiempo nos dejaron grandes como Morente, Vaquero Turcios, Luis Mariñas o Manuel Alexandre. También enormes como Labordeta, Delibes, Berlanga, Saramago, Marcelino Camacho o Antonio Ozores. Y 71 mujeres asesinadas a manos de la violencia machista.

En 2010 algunos decidieron que el dinero era tan importante como para cambiar 24 horas de rigor periodístico en CNN+ por 24 horas de pura chabacanería. Otros han encumbrado a los fantasmas de mercados desconocidos, a costa de llevarse por delante principios éticos, países enteros, gobiernos democráticos y personas de carne, hueso e ideología.

Días de gloria deportiva con nuestro primer mundial de fútbol, si bien los petrodólares rusos y qataríes no dejarán a la antigua Hispania organizar próximos campeonatos. Nadal se salió, Contador y Mireia reinaron y las motos fueron todas españolas. En cambio, Alonso se quedó con las ganas y los “galgos” mordieron filetes con clembuterol.

Llega 2011, sin tabaco en los bares (por fin), con una crisis que comenzamos a remontar, aunque con mucho paro y demasiado fraude. El año nuevo también trae elecciones, con bastantes caras nuevas y con otros líderes de diván que invocan el desastre para mejorar sus expectativas (o eso creen).

Habrá gente que se case o que traiga al mundo un bebé. Y habrá quien pelee duro para sacar su plaza de funcionario, quien monte su empresa o quien viaje a ese lugar soñado. Otros, por desgracia, tendrán que preocuparse por sobrevivir.

Mientras algunos cuidamos el colesterol, millones de personas seguirán muriendo de hambre en el mundo. Los chinos seguirán creciendo, a costa de cargarse el medioambiente y de no respetar normas elementales de comercio internacional o riesgos laborales. Aquel país que un día fue Haití seguirá destruido, al tiempo que aquí nos vamos olvidando de ello (todos, excepto Forges). En Irak y Afganistán seguirá el avispero que a otros antes les interesó azuzar. Y me temo que ni Cuba ni el Sáhara serán todavía libres.

Yo seguiré aquí. Feliz año nuevo.

Publicado en La Voz de Avilés el último día del año 2010.

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