lunes, 7 de noviembre de 2011

Oposición y desgobierno

¿Qué pasa en la política asturiana? Todos mirando al cielo, unos incapaces de levantarse del suelo y otros desde las nubes a las que subieron un día de mayo.

En la Junta General del Principado de Asturias asistimos a un espectáculo bochornoso, de patio de colegio. El gobierno está innovando en sus comparecencias, con frases como «no me consta», «de eso no hay nada», «la culpa es de la herencia» o «no tenemos planes de futuro». Mientras, una parte de la oposición parece tener las manos atadas y algunos portavoces mudos, a pesar de todo lo que podrían decir y hacer.

El propio Parlamento inexplicablemente suspende sesiones porque hay reuniones internas de los partidos o porque hay elecciones generales en noviembre. Nadie presenta proyectos o proposiciones de ley. Y del presupuesto para 2012, ya ni se habla. ¿Alguien piensa hacer algo? Yo sólo veo tres posibles salidas: moción de censura con amplio respaldo, elecciones anticipadas en 2012 o cierre indefinido por inactividad. Lo que está claro es que Asturias no se puede permitir más tiempo el lujo de este disparate.

Un Parlamento sin mayoría absoluta de ningún grupo es una situación donde se puede practicar el noble arte de la negociación política. Pero, claro, hay que suponer que el gobierno quiere, puede y sabe ejercer su papel. Aunque no quiera, la ley le obliga. Si puede o no, eso ya depende del juego de las mayorías y de su cintura política para acordar los temas. Y si no sabe gobernar, entonces no le queda otra salida que cambiar el equipo o renunciar.

Otro requisito fundamental es que los grupos de la oposición -más aún, los grandes- confronten proyectos con el gobierno, presenten iniciativas, pregunten y debatan. Y si todo eso falla porque el gobierno es un muro donde todo rebota, entonces se tienen que utilizar los mecanismos que ofrece la legislación vigente, moción de censura incluida. Pero también para esto hay que querer, poder y saber. Y atreverse, claro.

Recuerdo lo que escribió Gabriel Celaya e inmortalizó Paco Ibáñez: «Maldigo la poesía de quien no ha tomado partido, partido hasta mancharse».
 
Publicado en La Voz de Avilés el 7 de noviembre de 2011.

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