domingo, 22 de junio de 2014

Sobre el nuevo Rey de España

En El Comercio contesto a unas preguntas del periodista Andrés Suárez sobre el papel del nuevo Rey de España. Participan también el rector de la Universidad de Oviedo, el ex vicepresidente del Congreso de los Diputados y Ramón Durán, catedrático de Derecho Civil.

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Mucho se ha hablado en estos días, desde que Juan Carlos I anunciase su abdicación, del impulso que puede suponer tanto para la institución monárquica como para el país el relevo en la Corona y la llegada al trono de Felipe VI. Se señalan retos por afrontar, cuestiones que el nuevo Rey debe solucionar, temas candentes en los que tiene que mediar... Es verdad, eso sí, que su papel está muy limitado por lo que establece la Constitución y que, en muchos casos, las encomiendas que se le plantean desde distintos ámbitos están fuera de su capacidad de actuación. En esta información varios representantes de diversos sectores de la sociedad asturiana -el rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor; el ex vicepresidente del Congreso Enrique Fernández-Miranda; el catedrático de Derecho Civil Ramón Durán; y el economista Roberto Fernández Llera- esbozan los que a su juicio son los grandes objetivos por los que pelear, delimitan el terreno de juego en el que en la práctica puede moverse Felipe VI y dan su opinión sobre el futuro de la monarquía parlamentaria en España y el debate abierto en torno a un posible referéndum sobre la mejor forma de jefatura del Estado.

LAS PREGUNTAS

1 ¿Qué grandes retos tiene por delante Felipe VI?

2 ¿Qué capacidad de actuación tiene en la práctica?

3 ¿Asegura el relevo en la Corona la continuidad de la actual monarquía parlamentaria?


1.- Es unánime la opinión de los expertos de que el principal reto que afronta hoy España es combatir una crisis que, pese a los síntomas de recuperación que comienzan a brotar, sigue golpeando con fuerza. Como también lo es el criterio de que en esta materia el margen de maniobra que tiene el Rey es muy escaso, más allá de ejercer de mediador para facilitar la actividad de las empresas, sobre todo a la hora de buscar negocios en el extranjero. De ahí que sus grandes objetivos, opinan, serían recuperar el prestigio de la Corona, contribuir a la superación de los conflictos territoriales hoy latentes y ayudar a la renovación y actualización de la arquitectura institucional del Estado.

«Tiene que proporcionar estabilidad democrática al país», opina Vicente Gotor. «El reto fundamental es conseguir la actualización de las instituciones, que han sido muy útiles en esta etapa reciente, pero a las que ha llegado el momento de su actualización, al servicio de la sociedad», añade Enrique Fernández-Miranda. «En primer lugar debe centrarse en restaurar la imagen de la Corona y recuperar su prestigio», añade Ramón Durán. «Y ahí están los problemas territoriales, Cataluña y el País Vasco, temas sobre los que hay que sentarse a hablar», razona Roberto Fernández Llera. Esta última cuestión, entienden de forma mayoritaria, es en la que Felipe VI puede ejercer en mayor medida el papel mediador y moderador, de equilibrio, que le atribuye la Constitución española. 

2.- «El Rey reina, pero no gobierna». La frase, archiconocida, la saca a colación Fernández-Miranda al hilo del debate sobre la capacidad de Felipe VI para, en la práctica y no desde un punto de vista meramente teórico, contribuir a la resolución de algunos de los grandes problemas que aquejan hoy a España. Respecto de esta cuestión todos los consultados por este periódico coinciden en el diagnóstico: el papel del monarca es el que le confiere la Constitución y no otro. Le toca mediar, facilitar el diálogo, buscar consensos, pero en ningún caso tomar decisiones. «Para eso ya hay un Gobierno y un Parlamento», añade quien fue vicepresidente de la Cámara Baja.

«No tiene ningún poder, pero sí puede tener mucha autoridad», argumenta Durán, que entiende que en la política los intangibles tienen mucha importancia y, en este caso, el «papel moderador» de la Corona, viendo la importancia de los retos a afrontar, como la cuestión territorial, «puede tener enorme relevancia. Puede ayudar, añade, «a devolver el prestigio a las instituciones y mejorar el clima político, hoy tan crispado, y hacerlo más relajado y dialogante».

Al «papel arbitral» del Rey también hace referencia Llera, que recuerda que la Corona en ningún caso puede «tomar partido», porque eso supondría la ruptura de su papel constitucional. A Felipe VI le tocará, pues, «templar gaitas, moderar ciertas posiciones», añade. «Mediar entre las distintas sensibilidades», en palabras de Gotor, que piensa que entre las atribuciones del Rey sí encaja, por ejemplo, la mejora de las relaciones de España con los países iberoamericanos, «aglutinando apoyos y proyectos» y recuperando el valor de la 'marca España'.

3.- En las últimas semanas, al hilo de la abdicación de Juan Carlos I y la llegada al trono de Felipe VI, han alzado su voz los movimientos partidarios de la celebración de un referéndum para que los ciudadanos decidan si prefieren la continuidad de la Monarquía o el impulso de un sistema republicano. ¿Se trata de un fenómeno coyuntural o tendrá recorrido? «No hay más que ver toda la gente que el otro día aplaudía al Rey en las calles y la que había en las concentraciones republicanas y se puede comprobar que no hay color», resalta Fernández-Miranda, tajante en su análisis: «Es que no hay debate». Que el 90% de los diputados y senadores votaran a favor de la continuidad en la monarquía es, a su juicio, la evidencia clara de los deseos de la sociedad.

«De hecho, la monarquía ya continúa», precisa Llera, que, no obstante, matiza que Felipe VI tiene «la legitimidad de origen» que le da la Constitución, aunque la de ejercicio «tendrá que ganársela día a día». Entiende, por otro lado, que los mecanismos para convocar un hipotético referéndum están tasados en la Carta Magna y que son esos cauces y no «medidas rupturistas» las que deben aplicarse a ese respecto. De ahí que aluda a las convocatorias electorales previstas para el próximo ejercicio, y singularmente a las generales, como piedras de toque a la hora de comprobar hacia dónde se posiciona la sociedad a la vista del planteamiento que sobre esta cuestión tengan los distintos partidos. Si llega a haber una clara demanda social de ese referéndum el Rey «no se podría oponer», aduce.
Durán enmarca en la coyuntura actual esta controversia monarquía-república, que ve «oportunista», y piensa que la figura del nuevo Rey y su acción será «decisiva» a la hora de consolidar o no la institución. «Independientemente de que los brotes republicanos vayan a más o no, creo que la continuidad de la monarquía está asegurada porque el nuevo Rey puede ofrecer una estabilidad importante» si sabe tocar la tecla adecuada para contribuir a resolver algunos de los problemas que atosigan al país, remacha Gotor.
 

Publicado en El Comercio el 22 de junio de 2014



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