miércoles, 12 de noviembre de 2014

Monstruas y sidras

Foto: Sergio López (La Voz de Avilés)
Cuando uno lee la doble noticia de que una de las monstruas de la exposición abierta de Avilés aparece en un contenedor en Priendes y otra acaba de ser pateada en El Carbayedo, siente rabia y un poco de pena por esta gente con tan poco cerebro. ¿Así queremos que el caso histórico de Avilés sea declarado Patrimonio de la Humanidad?

Desconozco si las foquinas de aquella otra exposición abierta fueron en su momento tratadas igual de mal. Espero que no. Desde luego, lo que es una gran idea (la de convertir las calles históricas en un museo al aire libre), queda ensombrecida por quienes tienen mucho tiempo libre y muy poco respeto a lo común.

Otro titular periodístico que había leído un poco antes decía que las asturianas y los asturianos gastamos diez (sí: 10) veces más en bares que en cultura. ¿Tiene algo que ver esto con lo otro? Quiero pensar que no, pero por si acaso, aquí van algunas interpretaciones muy personales.

Primera (técnica). En la estadística citada falta por sumar el gasto en cultura que está subvencionado, por ejemplo, los conciertos a los que vamos porque son “gratis”, aunque en realidad el caché del artista lo paga el Ayuntamiento con nuestros impuestos.

Segunda (pictórica). La gente de Asturias prefiere un botellón a un bodegón, como sugiere la maestra Merce.

Tercera (pragmática). El asunto se soluciona si las autoridades ponen cuadros en los bares o bares en los museos, como dice mi amigo Gonzalo.

Cuarta (canalla). Somos unos bichicomas y preferimos siempre un chigre a una pinacoteca.

En definitiva, simplificando, no creo que el debate esté entre la cultura de la escultura (valga el juego de palabras) o la cultura de la sidra (recordemos que desde este año ya está reconocida oficialmente como bien de interés cultural de carácter inmaterial).

A mí las monstruas multicolor, en homenaje al universal Carreño Miranda, me parecen una idea fantástica e incluso propongo que no se guarden en un almacén, sino que formen parte del patrimonio expositivo permanente. Y qué decir de la sidra y de todo lo que la rodea, incluyendo “prácticas sociales, rituales y eventos festivos, así como tradiciones orales (conocimientos, prácticas), paisajes culturales y oficios tradicionales” (Decreto 64/2014). Hay que potenciarla y no meterla en un peligroso limbo legal junto a sustancias de verdad peligrosas y dañinas.

Publicado en La Voz de Avilés el 12 de noviembre de 2014



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