viernes, 18 de marzo de 2016

Impuestos y civilización: la Hacienda de casi todos

Foto: Marieta (La Voz de Avilés). Al fondo, El Roto y Padylla

Participé en Avilés en el Aula Jurídica titulada 'La vida y las normas. El Derecho que nos está pasando', bajo la dirección de Miguel Á. Presno Linera. Mi charla versó sobre los impuestos que debemos pagar para ser una sociedad civilizada (siguiendo la célebre frase del jurista estadounidense Oliver Wendell Holmes, Jr.) y, además, con la contribución de todos, como dice el conocido lema de Hacienda y porque así lo mandata la Constitución Española.

Pasé revista a la “mala prensa” de los impuestos, tracé las líneas básicas para una imposición óptima, me detuve en el combate contra el fraude fiscal, alerté sobre algunas propuestas tributarias concretas, insistí en la importancia absoluta de la educación fiscal y, en fin, terminé intentando poner algo de orden en el complejo mapa tributario español. Todo desde un enfoque divulgativo y con un lenguaje asequible al gran público, como corresponde a un curso de Extensión Universitaria. Creo que debe ser así, ya que los impuestos no son patrimonio ni reserva para unos pocos, sino que nos atañen "a todos", expertos, analistas, asesores, gestores, pero sobre todo, contribuyentes.

En la estupenda crónica de Cristina del Río para La Voz de Avilés se recogen perfectamente las ideas que lancé en la charla (también La Nueva España se hizo eco). La transcribo a continuación. 

Los impuestos no solo son necesarios, sino imprescindibles, y posiciones como la de Dolores Ripoll, abogada del Estado en el 'caso Noos', que defendió que el lema 'Hacienda somos todos' «debe circunscribirse al ámbito para el que fue creado, el de la publicidad», «ponen en solfa 40 años de campañas a favor del pago de impuestos». Roberto Fernández Llera, doctor en Economía por la Universidad de Oviedo, aplicó ayer, en el Centro de Servicios Universitarios de Avilés, la pedagogía que le faltó a Ripoll en la comentada sesión del mediático juicio con una sólida defensa del pago de impuestos, «el precio de una sociedad civilizada», la frase que pronunció el jurista y escritor norteamericano Oliver Wendel Holmes y que sirvió para titular la conferencia, 'Impuestos y civilización'.
Fernández Llera considera urgente acometer una reforma fiscal prácticamente integral porque el sistema español se diseñó en la Transición y «desde entonces han pasado muchas cosas en España». Por poner solo dos ejemplos , en estos casi cuarenta años «la mitad de los grandes impuestos está descentralizada a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos» y estructuras como la familia o la empresa «nada tienen que ver con las de entonces, y todo eso hay que incorporarlo».

Apremia al futuro nuevo gobierno a «abordarlo sin dilación» teniendo en cuenta que «hay que reforzar los ingresos estructurales, que son los básicos para financiar el gasto público de un país y cuya recaudación fue muy elevada hasta 2007 pero, por el efecto cíclico de la economía, cuando esta se derrumbó, también lo hicieron los ingresos». El nuevo sistema «deberá garantizar un nivel de financiación mínimo», sin olvidar que en España «se está muy por debajo de Europa en presión fiscal».

Esta reforma debe ir amparada en otro requisito imperioso para una sociedad civilizada y madura, la educación. «Puede parecer cursi, pero es necesario que se eduque desde la escuela en que pagar impuestos es algo bueno», lo que para Fernández Llera redundaría en un menor fraude fiscal. «Estoy convencido de ello y muchos expertos así lo dicen. Ver a futbolistas o famosos defraudando al fisco es muy dañino para la concienciación social».

No obstante, reconoce que los impuestos deberían simplificarse. «Cuanto más sencillos sean, los contribuyentes mejor los comprenderán y más fácilmente se recaudará», explicó, pero «esto que parece tan obvio, no se cumple».

Previamente, el doctor en Economía pidió reflexionar sobre qué nivel de gasto se quiere financiar para ajustar a él los impuestos, buscar su eficiencia de forma que no distorsionen la conducta de los consumidores, ciudadanos o empresas, porque «un impuesto sobre el 60 ó el 70% de la renta sería desincentivador», y, en tercer lugar, perseguir la equidad que proclama el artículo 31 de la Constitución.
 

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