lunes, 11 de abril de 2016

Camaradas y canciones



Cuando la tarde languidece, renace la música en Sabugo. En la quietud de un grupo de amigos se vuelven a sentir unas copas y una habanera que en letargo de la sobremesa parecen bullir.

Una pena de amor, una tristeza y muchas alegrías, llevan el sabio Fernando Arias y su conjunto cada año desde hace ya muchos. Y que duren. Pasan incansables la tarde moliendo café.

En Avilés hay boticas, hay cafés. Hay teatros y buenos paseos y, cómo no, un puerto de mar también. Lo dice uno de nuestros himnos oficiosos, el que todos los años se canta a voz en grito, bajo la batuta directora y las indicaciones de Ramón Borrego. La riqueza cultural de esta “Atenas de Asturias”, innegable antes y ahora, sigue tan vigente como siempre. Quizás en estos días valdría más darle la vuelta a la expresión y decir el “Avilés del Ática”, por lo mal que lo están pasando nuestros hermanos mediterráneos del Egeo.

El micrófono no siempre funciona en la reunión sabuguera. Da igual. Se soluciona con unas ganas tremendas y un chorro de voces veteranas y jóvenes que compensan todo lo demás. Algún miembro de los Stukas se deja ver, como otras veces, aunque en esta ocasión echamos de menos a Sigfrido y su clarinete.

Por mi parte, salí de Carlos Lobo, rumbo a la reunión, con un gran caldero, aunque sin carga de ron. Cuando arribé a Carreño Miranda, las naves se habían desplazado ligeramente y reinaba calma chicha, pero pronto los gritos de algunas sirenas y de bastantes grumetes hicieron que la banda desenfundase sus armas y se pusiese a cantar cosas de amor. Doña Clara Demanda Social, como decían algunos, volvía por sus fueros.

Armando y José María gobernaban a popa, el uno al timón, el otro en las máquinas, ahora ya no recuerdo qué papel jugaba cada uno. Da igual, son un equipo. Ubicado entre ambos, sentí el barco y la tripulación, no por nada malo, sino porque flotábamos sobre las ondas del líquido y la musicalidad.

Volvemos a contar los días que faltan para la próxima Comida en la Calle, la que será una vigesimoquinta edición de plata. Lo que fue una idea genial en su momento, pronto se convirtió en un gran éxito. Mientras, seguiremos cantando, si nos dejan. Tratando de acompañarnos de esa “taquigrafía de la emoción” que definía Tolstoi.
 
Publicado en La Voz de Avilés el 11 de abril de 2016


No hay comentarios: