sábado, 2 de diciembre de 2017

Rigor y valentía


Quienes me conocen saben que no me gustan los indiferentes, esos a los que aparentemente todo les da igual, pero que cuando una decisión ya está tomada, son los que más protestan. Lo que trato de decir es que no conviene ser un osado en exceso, pero tampoco un falso prudente que está siempre al acecho, nunca se moja y siempre guarda una crítica destructiva para los que sí apostaron por algo o por alguien.

José María Urbano siempre ha creído en Avilés. El “grande”, no el que queda limitado por una estrecha frontera concejil que hace ya mucho tiempo dejó de estar vigente en la realidad cotidiana. Ahora le llega el momento de cambiar de aires y de tener más tiempo libre, aunque seguro que seguirá escribiendo, como siempre ha hecho. Dar información sin rigor equivale a redactar soflamas; opinar sin criterio o evidencia viene a ser lo mismo que plantar castillos en el aire. A los que nos gusta darle al lápiz, al bolígrafo, a la tecla o la aplicación de dictado de textos, no dejamos de hacerlo porque el DNI sume años.

El otro día leí una frase que podemos aplicar a Urbano. En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, decía el escritor mexicano Juan Villoro que Fernando Savater, al igual que Octavio Paz, “ha tenido el atrevimiento de tener la razón demasiado pronto, cuando esa razón todavía no es popular”. Lo remataba de la siguiente forma: “es el sentido común del futuro escrito desde el presente”. Pues bien, salvando un océano de distancia, creo que José María tiene algo de eso. Lo ilustraré con dos ejemplos.

El primero, la defensa cerrada que La Voz de Avilés hizo y hace del Centro Niemeyer, desde que era solo un proyecto, pasando por la etapa de su brillante inauguración y sus primeros años de éxito, pero también cuando luego fue atacado y, finalmente, cuando se sobrepone a sus problemas y enfila el futuro con optimismo y medida ambición. No todos los periódicos, ni todos los opinadores, ni todos los responsables políticos estuvieron a la altura (estoy siendo generoso, es evidente). Pero La Voz de Avilés, con Urbano, sí. Sin dudas, sin vacilaciones y sin miedos, para defender lo que era y sigue siendo muy bueno para Avilés y para Asturias, frente a la potente competencia exterior y frente a algunos de los nuestros.

El segundo ejemplo es el de la Comarca de Avilés. Mientras Urbano ejerció en la redacción del diario, el discurso comarcal siempre estuvo presente, como cuando presentamos en 2013 en el Aula de Cultura de La Voz de Avilés –imposible no dar las gracias también a Armando Arias- el libro sobre el régimen local editado por el Real Instituto de Estudios Asturianos. Urbano habló allí y pronunció la frase que mejor resumía lo dicho por los participantes: “hay una labor de pedagogía acerca de las ventajas de la comarcalización que ya está hecha. Son los políticos los que deben dar el paso”. Resonaban aquellas otras palabras tan importantes de Adolfo Suárez en la Transición: “elevar a la categoría política de normal, lo que a nivel de calle es simplemente normal”. Pues bien, ¿por qué no lo hacen?

Hay que seguir reivindicando las “buenas noticias”, ahora más que nunca. Pero muchas de ellas, la inmensa mayoría, no acontecen solas, ni caen del cielo. Hay que salir a buscarlas y pelearlas frente a criticones, negativistas o agoreros. Que así sea. Suerte.

Publicado en La Voz de Avilés el 2 de diciembre de 2017


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